
FRANKFURT (enviado especial ESPNdeportes.com) -- El Pentacampeón se olvidó el alma en Brasil. Y, para colmo, se encontró con un Zinedine Zidane inspirado. Entonces, el trono ha quedado vacante y Francia va por él.
Pese a todos los pronósticos, esta Selección de Francia a la que le había costado mucho más de la cuenta pasar la primera ronda, se metió en las semifinales del Mundial, liderada por un "Zizou" que distribuyó la pelota magistralmente y manejó los tiempos a su antojo.
Mientras tanto, Brasil fue sólo un fantasma del equipo que llegó a Alemania con todos sus pergaminos encima y con sus súper estrellas confiadas en revalidarlos.
Desde el inicio quedó en claro que Francia era un equipo renovado con respecto a la pálida versión de sí misma que había mostrado en los primeros partidos.
Los dirigidos por Raymond Domenech ya habían dado algunas muestras de su recuperación en el encuentro de octavos de final, ante España. Y ante Brasil terminaron de confirmarlo.
Mucho ha tenido que ver con esta reacción Patrick Vieira, un verdadero líder. Porque si Zidane es el que enarbola la bandera del juego, el futbolista de Juventus es el que empuja a todos desde el centro de la cancha, el que contagia a sus compañeros de su enorme mentalidad ganadora.
Vieira y Claude Makelele, que también hizo una colosal tarea en la recuperación de la pelota, fueron fundamentales para neutralizar por completo a un Ronaldinho que, en definitiva, pasó por este Mundial sin pena ni gloria.
Justo él, que llegaba con todos los boletos para asumir el trono del mejor del mundo, quedó en deuda con sí mismo y con su gente, pues sólo fue un jugador intrascendente.
Esta vez Ronaldinho comenzó jugando muy de punta, junto con Ronaldo, ya que Parreira decidió que su lugar de armador fuera ocupado por Juninho Pernambucano, que tampoco rindió como se esperaba.
Zidane era la cara opuesta. Activo como nunca, alimentó permanentemente al velocísimo Frank Ribery y al siempre efectivo Thierry Henry, que en este equipo queda muy aislado, pero de una u otra manera siempre se las ingenia para inquietar.
De hecho, fue el propio Henry quien metió a Francia entre las cuatro mejores selecciones del mundo, cuando a los 12 minutos del segundo tiempo, y tras un tiro libre en forma de centro pasado de Zidane, apareció por detrás de todos, como un espectro, para mandarla adentro.
Al igual que en la primera etapa, que había dominado territorialmente aunque sin generar peligro, en el complemento Francia siguió siendo superior, inclusive después de adelantarse en el marcador.
Zidane seguía imponiendo su clase y Ribery y Henry corriendo cada uno por un costado diferente, a espaldas de Cafú y Roberto Carlos.
Ni siquiera el ingreso de Adriano, ni el de Robinho y Cicinho lograron darle profundidad a Brasil. Como les ha ocurrido a varios campeones que defienden los lauros conseguidos, dio la sensación de que este Brasil era un equipo sin hambre.
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Ronaldo, frustrado tras la eliminación de su selecciónCon arrestos individuales de Ronaldo sólo reaccionó -por instinto de supervivencia- cuando al partido le quedaban 15 minutos. Y ni siquiera en ese pasaje logró poner en riesgo serio al arco de Fabien Barthez.
Los más de 10 mil torcedores brasileños no podían creer lo que veían. La "verdeamarelha" se iba del Mundial sin haber impresionado a nadie. Y, entonces, de repente hicieron desaparecer ese cartel que decía "Bye Bye Argentina, nos vemos en Sudáfrica", porque seguramente les dio vergüenza seguir mostrándolo.
Francia, mientras tanto, celebraba su resurrección. Porque el tremendo fracaso de Corea/Japón 2002 estaba todavía muy fresco y a muchos de los integrantes de este equipo ya les tenían preparada la jubilación.
Pero ahora los incesantes bocinazos de los autos resuenan en toda la ciudad. Y es síntoma inequívoco de que Francia todavía está de pie.
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